Idóneos para patios y terrazas abiertos, constan de una lona, de medidas y características variables (más o menos translúcida, cuadrada, rectangular o triangular, resistente al agua o no…) que se sujetan tensamente a estructuras previamente instaladas, o a elementos ya existentes en el entorno (árboles, farolas, paredes…) de manera que la zona de sombra queda diáfana y permite disfrutar de la amplitud del espacio.

Dicha lona deberá tener una inclinación que será recomendable que sea del 25% entre el punto más alto y más bajo para que permita evacuar el agua en caso de lluvia.

Como se sujeta a partir de puntos de anclaje, no suele requerir de obras lo que lo convierte en una opción muy cómoda además de ser más económica que otro tipo de toldos por esto mismo.